martes, julio 24, 2018

Espectador


Un vino, un poco de conversación, y nuestra invitada se atrevió a dar el primer paso.

Tu te dejaste hacer, te abandonaste a ese primer beso y esas primeras caricias de la noche, mientras yo observaba absorto y excitado.

Poco a poco desnudásteis vuestros pechos, sentiste sus labios en tus pezones y te lanzaste a probar los suyos.

Y si no me hubieras dicho “ven, te necesito conmigo”, me hubiese desnudado a vuestro ritmo, erecto, acariciándome, espectador, sin interrumpir una visión que para mí era perfecta.

1 comentario:

  1. Anónimo3:21 p. m.

    Hermosas palabras con una imagen a juego.
    Un abrazo

    ResponderEliminar