Me pediste un beso, sólo un beso... pero fue uno largo, muy largo e intenso, un beso de esos que no acaban nunca, de esos en los que los labios, las bocas, las lenguas, luchan por permanecer pegadas, unidas, selladas, de esos en los que el tiempo no pasa, de esos en los que sin querer, o queriendo, acabamos desnudos, de esos en los que no hacen falta palabras, de esos que acompañan a caricias permitidas y prohibidas, inocentes y perversas, de esos que ahogan sofocos y gemidos, de los que soñamos y deseamos cuando estamos solos, de los que disfrutamos sin límite cuando los compartimos y saboreamos, de esos que no olvidas, de esos que marcan el ritmo del movimiento de nuestras caderas o nuestras manos, de esos que aumentan en intensidad conforme nuestros cuerpos se funden, de esos que no se terminan cuando tu cuerpo tiembla o te estremeces o me vacío o nos agotamos...
Me pediste un beso, y te di uno de esos besos
Me pediste un beso, y te di uno de esos besos
