Apareciste con tu sonrisa y confianza, con tu pelo rubio y muy corto, con tu abrigo pegado a tu piel, con tu frío y tu prisa.
Me enseñaste nuevos límites. Descubiste los tuyos.
Me regalaste docenas de orgasmos. Los tuyos y los míos.
Te expusiste a mi. Gozaste para mi, conmigo. Sin tapujos. Como nadie lo había hecho antes para mi.
Y recuerdo mil instantes. Y vuelvo a imaginarte desnuda, acariciándote, masturbándote, corriéndote conmigo.
Corriéndome contigo.