Confía en mi.
Te vendaré los ojos, pero relájate y confía en mi.
Tú solo has de dejarte llevar, sentir, disfrutar.
Déjate llevar cuando poco a poco te despoje de tus ropas, cuando te guíe por la habitación, cuando te coloque sobre la cama. Déjate hacer cuando notes aceite tibio en tu piel, cuando me quede observándote desnuda para mi, cuando te gire para masajear tu espalda, cuando separe tus piernas.
Siente cuando recorra cada centímetro de ti con mis manos lubricadas, cuando bese tus labios, cuando sujete tus pechos y juegue con tus pezones entre mis dedos, entre mis dientes. Siente cuando notes la caricia en tus muslos y ascienda hacia los pliegues de tu sexo.
Disfruta, goza, cuando mis dedos te rocen y mi lengua te beba, te succione, te explore. Cuando notes mi cuerpo sobre ti. Disfruta con cada uno de mis movimientos. Y córrete. Córrete cuando notes el calor húmedo de mi placer.
Confía en mi.
Te vendaré los ojos, y me pedirás no quitarte esa venda jamás.
Entregada a mi. Mil veces, de mil maneras.