Fuimos. De nuevo nos perdimos entre las cortinas que llevaban a nuestra fantasía, al lugar de nuestros secretos, de nuestros deseos.
Poco a poco se nos acostumbró la vista. Unas copas, cuerpos desnudos o semidesnudos fundidos en la penumbra, la excitación del lugar, nuestras manos jugando sin complejos, permitiéndose el lujo de explorar nuestros pechos, nuestras piernas, buscar el calor de nuestros sexos, sin tabúes, expresando nuestros deseos sin juicios, libres.
Pronto quisimos más. Unas toallas, la piscina, desnudos, nuestros cuerpos, roces bajo el agua, besos, lengua, dedos que se enredan en sexo, pezones que se pierden entre labios, erección que se pierde en la boca.
La excitación crece... salimos... nos secamos... nos besamos.... nos abrazamos.. nos follamos... nos lamemos... nos exploramos... jugamos... vemos.. nos miran... jadeamos... nos damos todo... nuestra piel, nuestros sexos, nuestros culos, nuestras bocas..
Y nos corremos....
juntos.
Pero es sólo el principio de la noche. Porque todo vuelve a empezar. Nueva excitación, nuevas caricias, nuevos jadeos, nuevos ojos que nos miran, nuevos orgasmos
compartidos.
Y nos abrazamos pensando, soñando en nuevas fantasías. Fantasías
deseadas.